Resulta que sigues a rajatabla todos los buenos consejos de “Mr. Wonderful”. Resulta que has hecho ese curso en el que gritabas, sacabas tu ira y decías “yo puedo”. Resulta que tienes el baño lleno de notas en las que te recuerdas que el todo es maravilloso.

Y, sin embargo, sigue habiendo días de esos en los que no puedes con el mundo, en los que no aguantas a nadie, en los que no te aguantas a tí, y no entiendes nada, porque sigues “todas las recetas al pie de la letra”.

En esta entrada escribo sobre los peligros del empoderamiento y el pensamiento positivo. ¿Qué? ¿No te crees que pueden tener su parte negativa? Pues te invito a reflexionar sobre ello en la nueva entrada de mi blog. Espero que te ayude a ampliar tu mirada.

¿Cuánto miedo estás sintiendo con la situación actual?
¿Cuántas cosas no haces por miedo a contagiarte?
¿Cuántos momentos aterradores y tristes sientes en casa solo con pensar en tener que salir y relacionarte?

¿Es posible que exista una realidad distinta a la que tú vives?
¿Es posible que tanto miedo, estrés, incluso ira te esté haciendo más daño que el propio virus?
¿Es posible que por miedo a morir no estés viviendo?

Te invito a reflexionar sobre ello en la nueva entrada de mi blog. Espero que te ayude a ampliar tu mirada.

¿Te has parado a pensar la cantidad de energía negativa que acumulamos cuando vivimos en la crítica y el juicio?
¿Te has dado cuenta que cuando señalamos a alguien con nuestra mano, un dedo señala a ese alguien y el resto te señalan a ti?
¿Te has parado a mirar qué te sucede a ti para tener esa necesidad de criticar o señalar al otro?

Te invito a reflexionar sobre ello en esta entrada de mi blog.

Aunque hay días que no podemos ver el vaso medio lleno, de toda situación sacamos un provecho, siempre, aunque en ese momento no lo veamos.

Para poder transitar esos momentos en los que solo vemos el vaso medio vacío nos ayudará conectar con el cuerpo ya que reconocer las sensaciones corporales y darles lugar, tiene el mismo el efecto que reconocer las emociones y darles lugar, ya que ambas están totalmente unidas.

De todas formas, forzarse a ver el vaso medio lleno es la trampa, porque no estaríamos respetando nuestro ritmo.

La cuestión es que entre ver el vaso medio lleno y verlo medio vacío se nos está pasando un detalle… el vaso siempre está lleno... ¡siempre hay una mitad de aire que llena el vaso!