Yo Soy

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Cuando escribí el trabajo final del Máster de Desarrollo Personal y Liderazgo, decidí que este sería el primer post del blog que quería montar. Hoy, mucho tiempo después, voy a releer ese trabajo y editarlo para poder publicarlo. Si antes de leer este post, lees la entrada “Sobre mí”, te situarás un poco mejor y quizá entiendas más algunas de las cosas que vas a leer más abajo.

Tanto esta primera entrada, como la entrada “Sobre mí”, son especiales y por eso son algo más largas de lo que serán el resto de entradas del blog.

Ah! si me permites, te recomiendo que mientras lees esta entrada escuches esta playlist YO SOY.

He aquí mi punto de inflexión:

“...
Trabajo Final del Máster de Desarrollo Personal y Liderazgo realizado en enero de 2017, editado en febrero de 2019 para publicar.

Enero, 2017. Dice la hoja que nos dio Mónica el primer día de clase del Máster: “...cada participante elaborará una presentación de unos 10 minutos, en la que, con total libertad creativa, expondrá los cambios, desafíos y oportunidades que se han presentado desde que comenzó el máster…”.

Mi intención es, escribir unas líneas, estas líneas que estoy leyendo, que además serán las que entregaré como proyecto final de máster.

Renuncio al PowerPoint, al proyector, y a demás muletas tecnológicas, y estoy YO, solo YO.

Desde un punto de vista habitual, cotidiano, no es una presentación creativa, pero yo creo que sí lo va  a ser. Yo digo que sí lo es.

Tomad una postura cómoda, y cerrad los ojos. ¿Ya? Genial. Ahora haced dos respiraciones profundas. Perfecto. Sigamos pues.

Os decía, que sí es una presentación creativa, porque estoy seguro que, al escucharme sentiréis cosas, con lo que de algún modo, estaré ayudando a crear emociones.

Emociones mías, emociones vuestras… emociones nuestras. Y, al fin y al cabo, ¿qué es la creatividad? Pues, entre varios de los significados que hemos aprendido, hay uno básico: crear; y si para algo sirve este máster es, para crear emociones.

Podéis abrir los ojos si lo deseáis, pero yo os recomiendo que no lo hagáis, porque quiero que vuestra mirada esté en vuestros recuerdos, y, vuestra atención, en vuestras sensaciones y emociones que vayan surgiendo.

He aquí mi texto creador de emociones.

A grandes rasgos, y con un ligero toque de humor, podría decir que estoy exactamente igual que cuando empecé el máster: sacando lo que llevo dentro de mi. Pero, obviamente, no estoy igual. Soy yo, y aquel era yo, pero no soy aquel, y ahora sé que tampoco soy éste, sino que SOY, escrito en negrita y mayúsculas. Y también sé, que SOMOS.

Somos mucho más que esto que percibimos con nuestros sentidos físicos.

Recuerdo esa primera clase de José Juan Agudo, en la que nos hizo una pregunta, y solicitó voluntarios para responder a ella. La pregunta fue algo así como: “¿Por qué estás aquí?” Salí a responder, y lloré… y muchos días después de esa clase seguí llorando… y aún, de vez en cuando, lo hago. La suerte es, que hoy por hoy, me caen más lágrimas por sentir belleza y alegría, que por tristeza y desgarro.

Ese día, esa clase, esa tarde en ADEIT, fue el principio del fin. Ese día, esa clase, esa tarde en ADEIT fue el principio del inicio.

Fue, el principio del fin. Fue el principio del fin de mi sanación espiritual (aunque nunca dejaré de sanar). Fue, ver esa pequeña lucecita al final del túnel. Fue, ese volver a respirar tras estar mucho tiempo bajo el agua sin poder salir ni un segundo a tomar aire.

Y también fue el principio del inicio. Fue el principio del inicio de mi nuevo camino, un camino infinito. Fue el principio de un camino hacia un mundo mejor, hacia un YO mejor. Fue el principio de la reconciliación conmigo mismo. Fueron las primeras líneas del nuevo contrato con MI vida. Fueron, las primeras líneas del nuevo contrato con LA vida.

Tal y como diríamos coloquialmente los componentes de esta “secta”… un momento! pensando en “la secta”… antes de seguir con la lectura doy las gracias a Borja “Vilasecta”, perdón, Vilaseca, por haber caído a lo más hondo para levantarse y crear este Máster.

A Mónica Fernández, por haber invertido tantas horas en viajar a Barcelona todos los fines de semana, y traer el Máster a Valencia, y, también, a nuestra super coordinadora Gemma Pinilla, por haber puesto orden, en todos los sentidos de la palabra, a nuestra edición.

Y ahora, tocaría decir eso de: “sobra decir que…”, pero no sobra, y por eso lo escribo, por eso lo leo y por eso digo: GRACIAS a todos los compañeros del máster. La mejor enseñanza que he sacado del máster es que el mundo está lleno de maestros y he tenido la suerte de dar en mi vida con los mejores. OS QUIERO.

Una de las enseñanzas que he sacado del máster es aprender a saber que uno de mis roles es el de líder; he aprendido (y aún lo estoy haciendo), a saber cuando y como he de estar en ese rol según la circunstancia, y cuando no he de estarlo. He aprendido a asumirlo y llevarlo a cabo, pero no desde la obligación.

Continuo: también me he dado cuenta de que necesito orden (en algunas ocasiones), así que, he resumido otro párrafo de la hoja de Mónica, y dice algo así :

DOCUMENTACIÓN A ENTREGAR:

Un escrito diciendo para qué ha servido el máster a nivel personal, a nivel profesional y contando dónde estabas antes de empezar el máster y ahora en relación al seminario de “Define tu Proyecto Profesional”. Ah! y por supuesto ¡¡presentarlo de forma creativa!!

Bien, ya os he dicho algunos aprendizajes del máster. Ahora os digo otro más: la vida es fácil aunque no simple. Lo repito: la vida, es fácil, aunque no simple.

Por lo tanto, ¿para qué me lo voy a poner difícil? Responderé a las preguntas de la hoja de Mónica.

¿PARA QUÉ ME HA SERVIDO EL MÁSTER A NIVEL PROFESIONAL?

Contestaré a esta pregunta a la vez que también contesto a la pregunta:

¿Dónde estabas antes de empezar el máster y dónde estás ahora respecto a los compromisos adquiridos en el seminario “Define tu proyecto profesional”?

Mis compromisos fueron dos:

  • Crear un segundo año del Máster

  • Tener al menos 3 pacientes remunerados en terapia

Bueno, respecto al primero… no he renunciado a él. Algún día llegará, pero sé que me falta mucho camino por recorrer para poder ni siquiera comenzar a dar los pasos firmes para ello.

Tengo en mi cabeza, y en líneas de mi libreta, posibles ponentes, un posible formato, a quién recurriría para que me ayudaran o formaran parte de él.

Quizá, el no creerme capaz del todo de redactar un proyecto así, o por el gran impacto que ha tenido el máster en mí, o, la sensación de no poder hacer algo que se le acerque o, simplemente porque otras metas eran más alcanzables, son algunas de las circunstancias que ha hecho que no le haya dedicado más tiempo.

Supongo que, un día, de repente, se darán las circunstancias... o no.

Todo esto, ha sido tras hacer el máster. Antes de empezarlo, ni habría osado pensar que yo podría tener una lista de posibles ponentes para algo así.

Antes, no me habría visto capaz ni de imaginar que yo valgo para poder esbozar algo así. Ahora simplemente sé que no ha tenido que ser aún, ni en un plazo breve será. Pero sé que que tengo las herramientas y que tengo a quien recurrir, así que algún día podré hacerlo.

Respecto al segundo compromiso, a ese sí le he dedicado tiempo. Le he puesto ilusión. Le he dedicado esfuerzo y lo cierto es que no lo he conseguido tampoco.

A día de hoy sé que también llegará. Este llegará más antes que después.

En el tiempo que ha pasado desde que acabé el máster, he tenido algunos meses bastante grises. He vuelto al visitar a mi psicóloga. En poco tiempo se juntaron varias cosas.

Ver como mis compañeros tenían proyectos individuales o en común y que en ellos los resultados del máster eran más que visibles.

Ver cómo mucha gente se interesaba por venir a terapia pero luego no venía nadie.

La lesión en el cumple de Mari Carmen que me hizo parar en el baile y en el pádel. Es decir dejar de moverme.

Enterarme, tras el despido del único jefe que he tenido en mi vida que me ha valorado, que el verano pasado quisieron despedirme del trabajo por caer mal a personas a las que no debes caer mal… en fin… y además, la sombra alargado de mis heridas sentimentales seguía y sigue en el aire…

La verdad, me costaba aplicarme toda la teoría que conozco, en la que creo y que promulgo… y tuve días de flaqueza… y tuve días en los que volví a llorar de amargura.

Y bueno, decidí que, yo apostaba por mi. Decidí, que yo creía en mí. Así que seguí con mi curso de desprogramación biológica. Seguí con el baile, y me apunté a más bailes. Comencé a escribir cosas. Compré un dominio. Compré un hosting. Empecé a construir un blog. Me apunté al curso de formadores de Desata Tu Potencial.

Y ahí, asomaron más miedos. ¡Otra vez más miedos!

Al curso, a priori, me apunté por aprender, pero no con la intención de ir a los coles a ser voluntario para enseñar inteligencia emocional. “Yo con los adultos sí, pero, ¿con adolescentes? Uf, eso son palabras mayores”.

Y, de repente, pensé que el universo no me estaba dando un empujón, que todo seguía igual, así que tomé la decisión de ir a alguna clase como voluntario. Que, eso que me suponía un reto, que me parecía difícil era lo que debía hacer para ser mejor. Para crecer. Y lo haré.

De veras, lo decidí firmemente... Y ¿casualidad? poco después me llamó Teresa para colaborar en la Akademia Ribera. Vaya con las casualidades del destino.

Hace muy poco el universo me ha vuelto a poner a prueba. Y, he vuelto a apostar por mí. Así que he empezado el curso para ser facilitador de constelaciones familiares (terapia sistémica). Porque yo apuesto por mí. Porque yo apuesto porque mi vida profesional va a ser ayudando a los demás, y así se lo manifiesto al universo.

El caso es que, si bien no he podido cumplir con los compromisos que adquirí, ¡bueno uno sí! ¡Ordené mi despacho para poder hacer terapia en él!

Decía, que aunque no he podido cumplir los compromisos, gracias al máster, profesionalmente he aprendido y me ha servido para apostar por mí, por mis fortalezas y sé que soy bueno ayudando a la gente, pues, extrañamente, gente que no me conoce casi, se me acerca pidiendo ayuda, y yo, se la doy. Al fin y al cabo, me sirve para enriquecerme personalmente.

La frase resumen sería: el máster me ha servido para creer en mí profesionalmente y reafirmarme en mi nuevo camino profesional.

Espero que no se os esté haciendo largo, porque no he acabado.

Haced de nuevo dos respiraciones profundas. Seguid conectados con vuestro interior porque ahora llega la parte personal, que siempre toca más adentro.

¿PARA QUÉ ME HA SERVIDO EL MÁSTER A NIVEL PERSONAL?

Podría responder a esta pregunta respondiendo a otra: ¿para que NO me ha servido el máster a nivel personal? La respuesta es, que no hay nada para lo que no me haya servido, es decir, me ha servido para todo.

Digo que me ha servido para todo porque, mi vida, siendo la misma, es otra. Vuelve a haber ilusión. Sigue habiendo dificultades, días grises, semanas cuesta arriba y mil situaciones neutras que no consigo absorberlas sin mi filtro. ¡¡Puñetera realidad neutra de Borja!!

En fin...

Sigo teniendo reacciones, sigo teniendo heridas que sanar, sigo teniendo un ego que controlar… ¿no es genial? Ahora, en la mayoría de ocasiones, sé lo que siento, detecto y acepto lo mejor que puedo esos momentos. Los identifico, y eso me da el poder de cazarlos, o no, pero al menos sí de bailar con ellos. A veces me llevan ellos, pero cada vez menos. He aprendido a saber llevarlos. Al fin y al cabo la vida es bailar.

El máster me ha servido para ser más humilde, y para que cuando no lo soy, me dé cuenta, y así tenga al sistema en alerta por si “se va de madre”.

El máster me ha servido para conocer gente maravillosa que ya está cambiando el mundo. Sí, esto, lo podría repetir hasta el infinito.

El máster me ha servido para aprender a dejarme querer. Sin darme cuenta, un día, dejé de quererme. Un día, dejé de dejarme querer. Un día, dejé de querer a gente que quería y quiero. Gracias entre otras cosas al máster, conseguí volver a AMAR. Conseguí volver a AMAR LA VIDA.

El máster me ha servido para saber que hay sombras muy alargadas, y fantasmas que no van a desaparecer, pero que sabiendo que eso es lo que debe suceder, antes o después veré el fruto de ese suceso, de esa piedra en el camino, de ese día gris y saldré enriquecido, más fuerte y más sabio.

Podría hacer una lista tan extensa… desde el afán de superación y el poder palpar con mis sentidos que lo sueños se convierten en realidad como me ha mostrado Mónica, pasando por el aprendizaje de que hay que saber dejar ir a unas personas y arrimarse a otras de José Juan Agudo. O esa gran hoja de juicios de Elma Roura, que no para de decirte que mires en ti, después en ti, y más tarde en tí, para ver qué sientes y qué puedes hacer tú ante una situación.

La practicidad y capacidad para visionar de Pepa Kern. Los anclajes…

El empoderamiento de uno mismo que nos enseñó a apreciar Meritxell Obiols.

La conexión entre el cuerpo y la paz de Víctor Ángel.

Las hostias literales al ego, al no ego, y a cualquier pedacito de ti que quedara entero que nos dio “la Sabaté”. ¡¡Coño con la Sabaté!!

Patricia Restrepo me enseñó o, mejor dicho, recordó una ecuación muy simple, energía es igual materia. Si la materia que comemos no es de buena calidad, esa, es la energía que obtendremos.

Y luego llegó Antonio Jorge Larruy.

La pregunta de para que me ha servido el máster a nivel personal en el seminario de Antonio Jorge la respondo con esta frase: “la vida es como un videojuego, hasta que no aceptas lo que tienes, lo que hay, lo que es, no pasas de nivel”. Permitidme la expresión: ¡JODER!. ¡Es tan simple! ¡es tan fácil ese aprendizaje!… y, sin embargo, cuesta tanto.

Pues sí, me ha servido o he aprendido que es así, que hasta que no acepte, no pasaré al siguiente nivel.

El seminario de Robert Martínez me sirvió a nivel personal para saber que no tenemos que deslumbrar en todos los ámbitos de la vida, pero que hay algunos en los que podemos brillar tanto, que podemos iluminar el universo.

Con Ana Guiu, aprendí que nuestra conducta es un cóctel de mil cosas que no hemos diseñado nosotros, y que somos mucho más que nuestros valores, pero que potenciándolos no tenemos fin. Me ha servido para no identificarme con ellos, pero sí para usarlos.

El seminario de Joan Corbalán me sirvió a nivel personal para dar un pasito más adelante en la sanación de una relación sentimental que tuve. Y para disfrutar de ver cómo compañeros que no conocían las constelaciones notaron la energía moviéndose por una sala. Es maravilloso.

Y, del siguiente seminario lo que aprendí a nivel personal es que estoy, bueno, estamos “TÁNTRICAMENTE”.

Madre del amor hermoso “la Elma”, es como, uuuuaaaaaahuuuuu. ¡¿Qué no aprendí en ese seminario?! Ese seminario... fue ese, el seminario en el que volví a contactar con LA VIDA… fue ese, el seminario en el que por unos instantes ella volvió a fluir a través de mi. Por fin pude dejar de controlar un poquito. Por fin pude reconciliarme conmigo. Por fin, pude volver a sentir.

¡Volví a sonreír como un niño! ¡Volví a disfrutar como un niño! ¡Bailé sin pensar! Los movimientos salían solos, no había un guión escrito, sólo música, alegría y vida ¡Quiero bailar siempre! ¡Quiero que la vida baile a través de mi!

Eva: ¡ MUCHAS GRACIAS!

Ah! ¡se me olvidaba! aprendí una cosa más en ese seminario, si Jesús y Pedro van a una tienda de disfraces o similar, ¡hay que ir con ellos!

A nivel personal, del seminario de Pilar Barreto, no aprendí nada en concreto, pero me hice de nuevo consciente de eso que olvidamos, hoy estamos aquí y mañana ya no… pero que son las normas del juego, así que:

Oye
Abre tus ojos
Mira hacia arriba
Disfruta las cosas buenas que tiene la vida
Abre tus ojos...

De Rosa Martínez aprendí que todas las relaciones de tu vida han sido y serán las que necesitas y que:

Yo soy Yo.
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas.
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú.
Yo soy Yo.

Y de repente, tras escribir este mantra me viene a la mente una frase que trataré siempre de poner en práctica, lo cual significa que también me ha servido a nivel personal: HAZ SIEMPRE UN BUEN FINAL.

Y luego llegó Esteve Humet. Ese adorable ancianito. Ese gran sabio. Ese gran genio. A nivel personal Esteve me sirvió para poder observar que el TODO y la NADA existen y no pueden existir el uno sin el otro. Que el silencio está lleno de matices. Que realmente hay seres iluminados en este mundo, seres que desprenden PAZ, SABIDURÍA y AMOR.

Quizá, ahora con el tiempo puedo decir, que el seminario de Esteve me sirvió para que la meditación se haya convertido en un hábito en mi. No pasa nada si te la saltas un día, dos o más, pero no pierdas el hábito. Me quedo con los mantras que dijo que repetía mientras conducía… así cualquiera tiene tiempo de meditar. Qué rica sienta una ducha, cuando meditas mientras te cae el agua caliente por toda tu piel.

De Carles Herrero aprendí el Jamón, Pan, Jamón, aunque he de reconocer que lo debería poner más en práctica a nivel personal. En ocasiones no soy todo lo suave que debería. Pero, vosotros ya sabéis, que soy un kiwi: duro por fuera, blando por dentro.

Aunque, ojo, lo estoy aplicando en este texto.

El seminario de Andrés Pérez me ha servido para constatar que tanto a nivel profesional como personal hay un táctica infalible: el tesón y la constancia. Y una cosa más, hay que moverse, aunque sea un poco. Sólo el movimiento llama al movimiento.

Lo que he podido obtener de Guzmán López es que todo lo que te ocurre puede ser una oportunidad en la vida. Así que no la desaproveches.

Y, de Joan Antoni Melé, me llevé tranquilidad personal. Fue como decirme a mí mismo: esto que me cuenta me cuadra más que las otras historias que me han contado. Yo he puesto ante mí esta vida, así que... voy a aprender de ella, voy a disfrutar de ella. Voy a bailar con ella.

Y no se me ha olvidado Mónica. Sinceramente, salí del seminario sin saber en qué eneatipo estaba (y no por “culpa” de ella)… pero, como dije antes, lo que he aprendido de Mónica es que los sueños se pueden hacer realidad. Y creo que con eso, ahora sí, sobran las palabras.

Gracias por escucharme.

Gracias por leerme, si es que algún día llegáis a leer este texto.

Gracias por SER.

OS QUIERO.
…”

Y este fue el texto que leí como trabajo final de máster el 21 de enero de 2017 y ahora este es el primer post de mi blog.

Un abrazo, Vicente.

 
 

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